Notas de Adriana Salonia
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Sunday, 3 May 2009
Los puntanos deben comprender que el cine devuelve y no quita

Entrevista exclusiva con Adriana Salonia

 

La grabación de la telenovela “Sálvame María”, trajo a San Luis a un importante número de actores y actrices nacionales de primer nivel, que por primera vez vivirán durante 8 meses en la provincia y compartirán sus conocimientos y experiencias con los puntanos. Una de estas actrices consagradas es Adriana Salonia, una de las protagonistas de la súper producción que aceptó dialogar en forma exclusiva con ETC.

Adriana estudió en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático de Buenos Aires, y debutó en la pantalla grande con el filme “La Noche de los Lápices” (1986), uno de los más recordados de la escena nacional. Para esa película, la actriz obtuvo el papel luego de un casting abierto realizado en todo el país, en el que se presentaron 1.500 personas, de las que sólo quedaron los 10 protagonistas.



— Adriana, ¿Cómo descubriste que tu vocación era ser actriz?



— Supongo que todo te lleva a eso cuando terminas el colegio secundario y viene el famoso test vocacional. Allí aparece el deseo más profundo de la vocación, o al menos a mi se me presentó así.

En realidad, cuando era chica me gustaba mucho actuar y jugar con todo lo que tiene que ver con lo dramático, pero no me lo dejaban hacer, así que cuando terminé el secundario dije ¿Por qué no? Era mi deuda pendiente, entonces me presenté al Conservatorio y entré. Recuerdo que ahí dije, si entro es porque esto es para mí, y lo conseguí, a si que aquí estoy. Seguramente otra hubiera sido mi suerte si no hubiera entrado.



— De las películas, los programas de televisión y las obras de teatro en las que trabajastes, ¿Cuáles son las que más recordás?



—Trabajé en “La Noche de los Lápices”; “Alma Mía”; en una coproducción con Estados Unidos que acá no se estrenó que se llamaba “Two to Tango”; en “Chile 672”, que se está por estrenar este año o el que viene; y estoy filmando actualmente una película con Lito Cruz que se llamará “La Mitad Negada”, que dirige Augusto Fernández. A esta película la estamos filmando hace 4 años, porque los fondos son muy escasos.

En televisión hice “Socorro Quinto Año”; “El Precio del Poder” con Rodolfo Bebán; “Una voz en el teléfono”, de Alberto Migré; “Alta Comedia”, “Tumberos” y “Rincón de Luz”.

En teatro actué en “Sonatas de Espectros”; “La Cena de los Tontos”, con Guillermo Francella y Adrián Suar; “Comer entre Comidas”, con Lydia Lamaison y el año pasado, “Hotel Berlín”, una obra ambientada en 1930 que es del género “living movie”, en la que la gente sigue a los actores a través de un hotel de verdad. Eran 1500 metros hechos a la época donde yo interpretaba a una doble espía nazi. La verdad es que fue una puesta en escena muy linda.



— ¿En qué medio te sentís más cómoda, en el teatro, en el cine o en la televisión?



— Yo la verdad es que disfruto todo. En esta novela en particular me pasa que me siento muy bien acompañada, porque Nicolás del Boca como director sabe muchísimo. Sabe por donde va la escena y no le importa detenerse hasta lograr realmente lo que necesita. Esto para mi habla de una gran calidad y me parece fantástico.

Tengo además la suerte de tener muchas escenas con Andrea —del Boca— que es muy talentosa, y a mi eso me sirve mucho a la hora de trabajar, porque la miro y ya estoy conectada, ya me pasan cosas. Ella tiene una mirada realmente inteligente, una mirada que conmueve, un alma que se ve a partir de sus ojos.



No hace falta tanto trabajo previo porque ella como compañera te da todo y eso es muy bueno, especialmente en el apuro que exige una novela. Tanto con Palomino como con Andrea ya había trabajado, por eso cuando me ofrecieron esto, dije que si, sin dudarlo.



— ¿Cuál es el proceso que seguís para componer un personaje?



—Siempre trato de ver que tengo yo de ese personaje, porque a partir de allí lo puedo empezar a entender. Generalmente uno comprende a la gente cuando, mal o bien, se ve en el espejo. A partir de eso empiezo a comprender ese mundo.

Después, para mi es muy importante el tema de la ropa, porque te da siempre un movimiento, una manera de comportarte y de funcionar socialmente. Por ejemplo el personaje que compongo ahora en “Sálvame María”, es una chica rica de pueblo, con cierto resentimiento social, y por eso me pareció muy interesante que usara pieles. Esto sólo, ya cuenta mucho. Una persona que independientemente de la situación económica, use un tapado de piel natural cuando hay gente que no tiene para comer, ya solito cuenta bastante, entonces empecé a armarlo desde ahí.

También hay eso de mucho brillo, de “animal print”, de leopardo, y accesorios, de darle un poco de glamour, de impactar, que es lo que ella busca todo el tiempo.



—¿Contanos cómo es más en profundidad, este personaje que haces en la telenovela “Sálvame María”?



—Se llama Sandra López Picaso, un apellido pretencioso en si mismo, con muchas ganas de querer siempre diferenciarse y marcar su nivel. La verdad es que es un personaje bastante poco querible, que de verla o leerla a mi me genera cierto rechazo. Pero lo que siempre pienso como actriz es que si uno critica a un personaje, está perdido. Lo que hay que hacer es defenderlo, porque yo no puedo criticarlo antes de hacerlo.

La crítica tiene que surgir del espectador cuando lo ve, pero no de mi cuando lo estoy haciendo, porque sino va en contra del trabajo. Una persona malvada no es consciente de que lo es, por lo tanto yo como actriz tengo que encontrar cuales son sus razones y sus apoyos, es decir qué es lo que la hizo así. Luego que lo juzgue el público.

Si es mala o no, es consecuencia de lo que yo haga, pero a mi no me sirve, y no me parece un buen consejo para nadie, juzgar al personaje al hacerlo.



— ¿Pensás que la novela será exitosa?



—Yo se que una novela de Andrea es un éxito en todos los sentidos. Primero porque ella es un estrella internacional y eso garantiza que la telenovela ya está vendida afuera, creo que a 20 países. Además que, con la dirección de Nicolás yo ya se que va a haber calidad.

Habiendo una excelente actriz como protagonista y un gran director, para mi el éxito a la hora de trabajar está garantizado. Lo demás uno no puede decidirlo, pero al menos la satisfacción a la hora de actuar es algo seguro. Yo ya se que voy a trabajar cómoda y habrá nivel, y eso es suficiente.



— Adriana, ¿Qué consejos les darías a los actores de San Luis que se están iniciando gracias a la Ley de Cine?



— Que aprovechen esta posibilidad, porque en Buenos Aires no la tenemos. Yo les diría que lo aprovechen al máximo, que traten de que no se pierda y de que la gente que se opone comprenda que el cine devuelve y no quita; que el arte salva y no va en contra de la cultura, sino todo lo contrario y que estaría bueno que se siga filmando.

Que esto se pueda convertir en una ciudad donde se filme cada vez más, sería ideal porque me da la impresión de que se van a generar muchas fuentes de trabajo; y de hecho nosotros estamos trabajando con varios compañeros que son de aquí.

— ¿Qué haces en San Luis durante tu tiempo libre?



— No mucho, porque al no tener auto se me complica. Pero descubrí que tengo unos tíos aquí, ya los contacté, y quedaron en llevarme a pasear. Lo que he visto de San Luis me ha encantado, fui al Volcán, a La Florida y quiero ir a Las Quijadas, Salto de la Moneda y Carolina.

Por otro lado, yo estoy en Potrero de los Funes, así que lo que más hago cuando tengo tiempo libre, es caminar por el lago, pero lo cierto es que tengo muy poco tiempo, ya que trabajo todo el día y a la noche tengo que estudiar para volver a grabar al día siguiente.

En la novela, son aproximadamente unas 12 horas de grabación por día, de lunes a viernes, y los fines de semana que estamos libres, muchos viajan a Buenos Aires; aunque yo generalmente me quedo estudiando o adelantando escenas.

Es bastante agotador hacer una novela, porque cada escena lleva mucho tiempo. Hay que cuidar los planos, el micrófono, el sonido, etcétera. Son muchas cosas que tienen que coincidir para que salga bien. Por eso yo insisto en que haya gente profesional, antes de aceptar algo.

Esa tranquilidad me la da trabajar con Andrea, porque eso te da la seguridad de que el equipo es idóneo y acá lo es. Además aquí hay un paisaje maravilloso que se puede lucir. En cámara da muy bien, ya lo van a ver.


Posted by adrianasalonia07 at 4:47 AM EDT
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No sabria que hacer con la libertad absoluta
Adriana Salonia

28-04-2009 / Su primer papel fue en La noche de los lápices, del lado de los buenos. Pero enseguida pasó a ser la mala. Y en un momento fue la más mala de todas. Reivindica ese rol. Y dice que lo lindo es actuar.
Por Jorge Belaunzarán


Mujeres. Mujeres de cuarenta. Mujeres de cuarenta lindas. Mujeres de cuarenta lindas con lugar de exposición: otras mujeres preguntarán cómo lo han logrado; mitad envidia, mitad anhelo. Ellas responderán, mitad vanidad, mitad orgullo. Los varones no entenderán. O entenderán sólo si las desean cual presa. O entenderán poco. Porque siempre hay alguien, así que hay varones que entienden, al menos en parte. Pero ellos aún hacen el mundo. En la mayoría de sus aspectos, principales y secundarios. Así que las consecuencias del atrevimiento se sienten. A veces más de la cuenta, aunque no se revelen precisamente por eso, porque ellos mandan, y hay que seguir trabajando para comer, estar linda, sentirse bien con sí misma y demás menudencias. Así que, como aquella mujer atrás de un vidrio empañado, mejor no hablar de ciertas cosas.

-¿El arte salva?

-Ja ja, sí, pero no soy religiosa. Todo lo contrario. Pero sí, comulgo con la actuación. Además es muy terapéutico actuar. Hay mucha gente que lo hace como una terapia.

-Cristina Benegas dijo en Asterisco que es mentira que es terapéutico, si no todo el mundo haría teatro.

-Es que todo el mundo no vive bien, no la pasa bien, no sabe lo lindo que es actuar. ¡Por suerte, sino no tendría trabajo! Ja ja.

-¿Entonces podría explicar qué es actuar?

-A veces es un día de sol y está relindo y yo me quedo en el estudio de grabación un rato y digo: este es mi lugar en el mundo. A mí la tele me encanta y me hace muy feliz, y me ha dado mucho también. Siento que es donde sé lo que tengo que hacer. El escenario es un lugar dónde estoy cómoda, me siento libre, en la vida a veces no estoy tan cómoda, y no sé bien lo que tengo que hacer. Y como me gusta esto, cada vez que estoy por estrenar, antes de salir al escenario me repito que aunque esté muerta de miedo esto es lo que amo hacer y es lo que me gusta, entonces tengo que disfrutarlo. Y sé que si yo disfruto la gente también va a disfrutar. De eso se trata entonces. No me gustaría perder la alegría laburando. A veces son muchas horas de trabajo, sobre todo si haces novelas, pero en general lo que pasa en trabajo de equipo es que se potencia la buena onda grupal, las muchas horas que a veces convivís con la gente son un placer. Por eso soy actriz. No creo tener la habilidad para definirlo, pero el encantamiento del actor a veces pasa por descubrir el texto de otro, apropiárselo y poder transmitirlo.

-Lo que llama la atención es que no está todo el tiempo ahí, ¿entonces cuál sería su lugar en el mundo cuando no trabaja?

-Los actores trabajamos muchas horas. Y por suerte yo trabajo mucho.

-No es común que los actores digan que la pasan muy bien en televisión.

-Mienten, ¡si nos cagamos de risa! Esta buenísimo. A ver: sé que todos los trabajos pueden tener una parte que es como complicada, y la nuestro a veces tiene que ver con el tiempo, pero bueno, si uno sabe organizarse, está bárbaro. Si un día no grabo, aprovecho para ir a la milonga o para tomar la clase de yoga, que son mis dos vicios. Y esto para mí es la felicidad. Al otro día voy a grabar y ya está. Si no sabés encontrarle la vuelta a pasarla bien es parte del laburo.

-El escenario en teatro, el set en televisión o en cine son espacios bien delimitados. ¿Le hacen bien los límites bien marcados?

-Quizás para otro es algo muy contenido y muy limitado, pero a mí ese límite me genera libertad. Quizás con la libertad más absoluta no sabría qué hacer. De hecho el teatro que más me gusta es el más íntimo, en salas pequeñas, con escenas de pocos personajes. Tal vez tenga una preferencia hacia la intimidad, ahí es dónde más cómoda me siento.

-Está a resguardo de la fama y la crítica: la última abunda, la primera agobia.

-La critica sobre todo, la cosa del derecho a opinar del otro. Respecto a eso tengo una frase que me encanta: yo actuó gratis y cobro por todo lo demás, y cobró poco por lo demás. Se lo leí en un reportaje a Michelle Pfeifer, que le decían si no le parecía mucho lo que ella ganaba y era injusto comparado al trabajo de los demás. Imagino que salvando las diferencias, las distancias geográficas y la fama de esa belleza internacional, aplicaría lo mismo. Cobramos por tolerar a uno, atender a la prensa, escuchar las críticas, eso también es parte del trabajo.

-¿En Rusia tuvo problemas con la fama?, porque se convirtió en la actriz extranjera más popular
después de Natalia Oreiro.

-No, cuando fui la novela no estaba al aire, así que básicamente me empujaban en todos lados, porque para ellos soy un enano y la gente te empuja por la calle y no existís. O sea una argentina como yo por la calle pasa totalmente desapercibida. Sé que la novela fue un éxito, pero yo estaba grabando cuando no salía al aire, así que lo maneje muy bien, ja ja. Ahora me escriben y todos los rusos flashean con que hablo en ruso y me ponen que hablo muy bien y eso me da mucho placer. Llorar en ruso y saber la letra es más difícil que hacer la vertical y decir la letra. Es lo más difícil que hice en mi vida, porque al final cuando uno se emociona aparece lo propio. Lo contó (Héctor) Alterio cuando empezó a trabajar en España: se emocionaba y le aparecía el porteño, porque por más que aprendas a hablar correctamente el neutro, te emocionás desde las entrañas. Llorar en ruso es muy difícil.

-Participó en La noche de los lápices, el año pasado estuvo en Un mismo árbol verde, en la que hizo de hija de un desaparecido, ahora en Cuestión de principios es hija de un ex militante. Más allá de tener edad y experiencia para el rol, ¿le llama la atención que la convoquen para ese tipo de papeles?

-Siempre pienso que no es casual. Entonces digo: tendría que aprender de esto, vamos a investigar, cómo es no tener papá y hacer una obra con un papá; y te pasa mucho actuando que a los dos minutos estás generando un vínculo con alguien con quien a lo mejor tenés una escena de mucha intimidad y apenas le dijiste hola a la mañana. Es fuerte. Uno esta medio acostumbrado a eso, es medio esquizofrénico esto a veces. Y a veces uno ni sabe ya desde dónde actúa. Cuando empezás a estudiar te entrenás para tener todo disponible, y probás todas. Yo al menos estudié en todas las escuelas que pude, el método de las acciones físicas que es contrario al de la memoria emotiva y el de la memoria emotiva a full que esta totalmente en frente del otro, después estudie con el método que tiene mucho que ver con la búsqueda personal, pero después cuando dicen acción no sé. Nunca me voy a olvidar el primer día con La noche de los lápices. Me dejaron sorda con una claqueta acá (se pone las manos cerca de la cara) y me dijeron: ahora ponete el (tocadiscos) Winco y escuchá; y yo hice así, como que escuchaba, y no salía nada. Y ahí pensé: esto es actuar, estoy escuchando tal cosa y tengo que vivenciarlo. Así que cada uno apela a lo que puede, a lo que le sirve en ese momento. Hay funciones que vos misma decís: no entiendo qué fue lo que me tomó, de dónde apareció esa emoción que una misma desconoce. Si no estás entrenado llega un momento en que se te agotan los recursos, por eso siempre es bueno entrenar. Lo mismo que para un médico ir a congresos. Por eso odio cuando me dicen hace lo mismo. Lo mismo olvídate, es imposible. Y lo bueno de actuar es que grabemos otra cosa, por más que repitamos.

-¿Siempre tuvo que decir que sí a los trabajos que le ofrecieron o alguna vez tuvo la posibilidad de optar?

-Depende de la cuenta del banco, si esta en rojo A mí me encanta trabajar. Y me encanta hacer novelas. Porque además te dan entrenamiento, incluso a veces te llaman para hacer teatro porque te vieron en la tele, no nos engañemos. No hay que renegar. Y tampoco me molesta que me llamen casi siempre para hacer de mala; es muy divertito. Hoy incluso la heroína ha sido modificada como un personaje más verdadero por las malas que venimos remando hace años: le han tenido que dar una personalidad que a lo mejor antes no tenían. Antes había que bancarse que te gritaran mala por la calle, pero hoy está tan cambiando eso, que hasta te dicen: ¡ey ídola! Mi personaje en la obra de Cossa tiene una frase que habla sobre la piedad, que a mí me encanta, y creo que es algo que esta muy en pugna, es fuerte lo que nos pasa como personas, estamos pocos piadosos. Quizás eso hace que el personaje del malo haya cobrado otro lugar en la sociedad.

-¿Lo atribuye a la singularidad argentina?

-Mirá, la frase original mal de muchos, consuelo de tontos, creo que viene de España, y no es asi. Dice: mal de muchos, consuelo de todos. A nosotros nos gusta sentirnos mal y nos damos un palo. Vivimos en crisis, es un mal de muchos hoy, no tenemos que sentirnos tontos por eso, uno no tiene que sentirse menos. El dolor cuando te pega no es tonto. Creo que sí, que hay que quererse un poquito más. Yo siempre digo hay que quedarse tranquilo. Y aprender a quién escuchar, porque a veces uno le da importancia a todo lo que le dicen y eso hace daño. Eso también es parte de este trabajo, es un gimnasia difícil ¿eh?, muy difícil *

elargentino.com

Posted by adrianasalonia07 at 4:44 AM EDT
Updated: Sunday, 3 May 2009 4:45 AM EDT
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